Economía

El lujo en crisis: ventas en caída y marcas históricas pierden su estatus de deseo

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Fuente Biobio

El sector del lujo atraviesa un momento complejo: ventas en declive, exceso de inventario y descuentos que erosionan el prestigio de marcas históricas. LVMH, Gucci y otras casas emblemáticas enfrentan un mercado más exigente, consumidores cautelosos y desafíos geopolíticos que ponen a prueba su estatus de exclusividad.

El mundo del lujo, durante décadas sinónimo de exclusividad y deseo, atraviesa un período de crisis que amenaza su glamour histórico. Las recientes polémicas —como la corrosión de medallas olímpicas diseñadas por Chaumet, propiedad del gigante LVMH— reflejan problemas de calidad que se suman a la caída sostenida de ventas y al aumento de ofertas y descuentos que erosionan la percepción de exclusividad.

Tras el auge posterior a la pandemia, LVMH —dueño de marcas como Louis Vuitton, Dior, Bulgari y Tiffany— reportó una caída del 4% en ingresos semestrales y un descenso del 15% en beneficios operativos, alcanzando 9.000 millones de euros. Aunque la compañía asegura mantener “resiliencia e innovación” frente a un entorno inestable, la desaceleración en Estados Unidos y Europa es evidente. Kering, propietaria de Gucci y Bottega Veneta, también enfrenta cifras negativas, consolidando la percepción de que el sector se encuentra en un “espiral descendente”.

Expertos señalan que la sobreexposición y la pérdida de calidad están debilitando el atractivo del lujo. Katharine K. Zarrella, editora de moda, advierte que establecimientos antaño venerados se han transformado en “máquinas de marketing masivo” y que la clientela más cauta y con menor disposición a gastar frena el crecimiento. Por otra parte, los aranceles impuestos por Estados Unidos, que alcanzan hasta un 39% en productos suizos, complican la competitividad de estas marcas en el mercado estadounidense.

China, históricamente motor del consumo de lujo, también muestra señales de desaceleración. Compradores chinos están redescubriendo el mercado local, con un 75% de sus compras de lujo realizadas dentro del país, y la crisis económica ha reducido el número de consumidores dispuestos a gastar grandes sumas en bienes de prestigio.

A pesar de este panorama, analistas como Claudia D’Arpizio y Federica Levato de Bain & Company vislumbran un futuro con compradores de alto patrimonio en expansión, impulsado por la transferencia generacional de riqueza y el aumento global de ingresos. Sin embargo, advierten que las marcas deberán reconectar emocionalmente con los consumidores más jóvenes, reducir la dependencia de los clientes más adinerados y repensar su relación con el deseo y la exclusividad que históricamente definieron el lujo.

El sector del lujo, por tanto, enfrenta un reto doble: recuperar la percepción de calidad y exclusividad mientras se adapta a un consumidor global más crítico, informado y selectivo.

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