Pato Mena, el ilustrador chileno que retrata la niñez desde Barcelona

Desde la publicidad en Chile hasta los libros infantiles en Europa, Patricio Mena ha construido una carrera marcada por la reinvención y la búsqueda de sentido. Radicado en Barcelona, el artista ha logrado reconocimiento internacional por su mirada sensible y honesta sobre la niñez.
La historia de Patricio “Pato” Mena (45) es una de esas que se dibujan a pulso, con trazos de valentía, autodescubrimiento y arte. Nacido en Chile y actualmente radicado en Barcelona, el ilustrador ha logrado consolidar una carrera internacional en el mundo de la literatura infantil, retratando la niñez con una mezcla de ternura y profundidad que trasciende fronteras.
Su vínculo con el dibujo comenzó en la infancia, cuando creaba fanzines caseros inspirados en las películas que veía. Sin embargo, al llegar la hora de elegir una carrera, el contexto social y económico lo empujó hacia un camino más “seguro”: la publicidad. “Tenía inquietudes artísticas, pero asumí que debía optar por un trabajo convencional”, recuerda Mena. Durante una década trabajó en ese rubro, enfocándose en la escritura de textos publicitarios y cultivando, sin saberlo, una sensibilidad literaria que más tarde nutriría sus propios libros.
A los 30 años, el “bichito” del arte volvió a picar. Mena sintió la necesidad de replantearse su vida y reconectar con el dibujo. “Las personas deberían tener un derecho humano a replantearse la vida a los 30”, dice. En 2012 tomó una decisión que marcaría su destino: viajó a Barcelona para estudiar ilustración. “Fue un proceso muy bonito. Sabía que había abandonado el dibujo y solo necesitaba tiempo para recuperarlo”, comenta.
Su apuesta rindió frutos. Su primer libro infantil, Don Mosco, abrió la puerta a una nueva etapa creativa. Desde entonces, su obra ha recibido múltiples reconocimientos: el Premio Torre del Agua en Madrid por ¡Contemos 5 ranas!, el galardón Best Picture Book en los International Latino Awards y dos veces el Premio Nacional Marta Brunet en Chile (2020 y 2022).
Para Mena, escribir y dibujar para niñas y niños es un desafío constante. “Es un mundo donde hay que desaprender mucho para no caer en clichés. Hay que tener paciencia para conectar con el lenguaje infantil”, reflexiona. Sus ideas nacen de paseos, frases o momentos cotidianos. “Algunos libros maduran durante años; otros surgen en una semana. La literatura infantil te permite jugar y explorar”, explica.
Instalado desde hace casi 15 años en Barcelona, Mena siente la ciudad como su hogar. “Es una ciudad donde se respira comunidad. Los vecinos se juntan a comer, se apoyan entre ellos. En Chile perdimos un poco esa confianza”, lamenta. Su vida transcurre entre ilustraciones, cafés y paseos con su perrita Maduixa por la plaza Rovira, su rincón favorito. “Durante la pandemia me di cuenta de que era mi lugar seguro. Ver que seguía igual, me hacía sentir que todo estaba bien”.
Incluso tiene un sándwich propio en el bar del barrio, el “Especial Pato”, una fusión catalana-chilena con bull blanc y palta. Entre anécdotas y colores, Mena celebra haber encontrado su equilibrio: “Dejé la publicidad para dibujar y terminé descubriendo mi lugar en el mundo”.